“Me gustaría compartir taquilla con Seve en el locker room de Augusta”

“Al día siguiente vi una foto en una revista en la que me daba la mano con Seve en el 18, y me puse a llorar”.

Jon Rahm, cuarto Chaqueta Verde español de la historia del Masters de Augusta, dio una exclusiva entrevista vía zoom para los pocos Medios acreditados en Augusta.

Seve Ballesteros abrió la senda del triunfo en el Masters de Augusta (1980 y 83) y ahora su nombre sigue grabado en su taquilla, que comparte con Charl Schwartzel.

“Me gustaría, y lo he pedido, compartir la taquilla con Seve; o al menos que fuera un español, la taquilla del Seve podría compartiría con Olazábal y yo con Sergio. Que unificaran a los españoles. Sería bonito, pero en Augusta tienen su forma de hacer las cosas”, comentaba Jon, que desde hoy podrá sacar la Chaqueta Verde del santuario americano al menos durante un año.

“Sería un sueño llevarla en San Mamés y poder compartirla con la afición. Espero que haya algún partido cuando vuelva a España. El domingo acabé a las 12 de la noche, absolutamente agotado. Tenía la Chaqueta conmigo y sé que la guardé en el armario, me acosté, y aunque estaba totalmente agotado no pude dormir de la adrenalina que llevaba en el cuerpo. No fue hasta el día siguiente cuando me fui dando cuenta de las cosas. Vi una foto de una revista donde me daba la mano con Seve en el 18 y, no sé por qué, me puse a llorar”. “.

Es tradición que el campeón del Masters deje un palo en Augusta que se une a la colección de los Maestros que se han vestido de verde.

“Aun no me lo han pedido, pero si tengo que dejar un palo sería el Hierro 8. El gran golpe que di en el 14 fue especial, y fue ese golpe donde vi más clara mi victoria. Estaba en el semirough, con lo que era difícil darle el efecto requerido a la bola, tenía viento de izquierda a derecha y 128 metros por delante. La bola tenía que salir baja y la dejé a un metro de bandera. Creo que fue el golpe definitivo”.

En ese momento, los “patrons” de Augusta estaban ya rendidos la español. Se ponían en pie en cada hoyo para recibir al español, con gritos de “Sevvy, Sevvy”. Se ganó el corazón de Augusta.

“Al salir el domingo – jugando los hoyos que faltaban de la tercera vuelta- Brooks (Koepka) tenía muchos apoyos. Había mucha gente que quería que ganara un jugador del LIV.  Después del descanso, unas dos horas, me cambié de ropa, me tumbe para relajarme y salí al campo, y todo cambió. Cuando yo hice el birdie y Brooks el bogey en los primeros hoyos, los aficionados, que son unos grandes entendido en golf y en la historia, se dieron cuenta de que podría ser una victoria histórico: 40 años de la primera de Seve, el día de su cumpleaños….. Y si sentí que la gente me aplaudía más, pero es verdad que iba tan concentrado que no era muy consciente de todo eso que me dices, que el público se levantaba, se ponía en pie y eso… No fue hasta que llegué al 18, cuando me di cuenta de la ovación que me dedicaron. Era muy especial, no era los típicos aplausos a la llegada del líder, había mucho más. Pude sentirlo”.

El próximo año, cuando José María Olazábal, Sergio García y Jon Rahm jueguen su ronda de prácticas, como ocurrió esta edición, tendrán algo más que contar. Y sin duda ya esperan impacientes a la Cena de Campeones y ese menú vasco que Jon les va a preparar.